Guatemala
ocupa geográficamente un lugar privilegiado en el área, somos el primer país de
Centro América y por ende la opción natural
después de México, para tratar de contener la migración hacia Estados Unidos de América,
las alarmas se encendieron con la posibilidad de convertir el territorio
guatemalteco en un “tercer país seguro”, para albergar en nuestro territorio a
todas las personas que deseen solicitar asilo político en tierras
norteamericanas.
Analicemos
con detenimiento la realidad de la migración hacia el norte, piense usted, ¿Cuántas personas
indocumentadas llegan a Estado Unidos a buscar asilo?, ¿será que el verdadero
problema es, la migración con fines de obtener asilo o el problema son los miles de personas que viajan
a buscar oportunidades de desarrollo?
Si tuviéramos
una estadística de cuantos indocumentados guatemaltecos, piden asilo en Estados
Unidos Vs los que únicamente buscan trabajo, entenderíamos que la intención de
obtener asilo es una opción real para muy pocos migrantes, la razón es fácil de
entender. Para pedir asilo hay que comprobar circunstancias especiales y
personales (no del estado) que atenten directamente contra la vida y la
integridad del migrante que pide el asilo y su familia.
Ninguna
circunstancia adversa y propia de un estado es causal para pedir asilo en otro estado,
como por ejemplo: la falta de oportunidades de desarrollo, la inseguridad, la violencia
común, las pandillas, el alto costo de vida, etc. si esto fuera así, todo los
habitantes de un estado tercermundista seria candidato a obtener asilo.
La
verdadera crisis migratoria en Guatemala llegará, cuando los flujos migratorios
queden estancados en este país, sin recursos para continuar intentando pasar el
cerco militar que ya existe en la frontera sur de México, ni para volver a sus países
de origen. Se quedarán parados en un país que tiene entre poco y nada que
ofrecerles en su condición para asentarse aquí.
México
ya no abrirá la frontera con fines humanitarios y los pobladores fronterizos no
quieren ver sus poblados convertidos en zonas de asentamiento, Guatemala pasaría de
facto (sin acuerdo) a convertirse en un “tercer país seguro”, sin recursos para hacerle frente a la crisis migratoria
y con la obligación de responder.
Analice lo siguiente: ¿será que Estados Unidos autorizará el asilo de una persona que huyo de
su país, cuando este ya se encuentra en “un país seguro”?, la lógica me indica
que el riesgo ya fue superado, porque habrían de dar un salvo conducto para
llegar a su territorio, cuando estando en Guatemala, el riesgo ya no existe.
Al gobernó
de Guatemala le URGE más allá del acuerdo (que es casi un hecho que tendremos que firmar), necesita crear una comisión de alto nivel para negociar el apoyo económico, para
soportar la posible crisis migratoria que se viene, a la cual tendríamos que
sumarle la llegada de migrantes de todo el mundo, que buscarían la embajada de
Estados Unidos en Guatemala, con la esperanza de obtener un salvo conducto a
tierras norteamericanas, sin olvidar que ese trámite tarda aproximadamente 2
años.
Los
guatemaltecos nos estamos jugando más que las sanciones anunciadas por Trump, que incluye
que nos retiren la visa para entrar a Estados Unidos a TODOS, nos estamos jugando
la estabilidad económica y social del país, si el tema se sigue manejando como hasta
ahora.
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