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Para la creación de una norma, se
necesita tener una justificación, dicho en otras palabras, se necesita
comprobar que sea algo que los ciudadanos necesitamos.
En un país donde existe tanta legislación
inservible, que responde a intereses obscuros, es increíble que a nadie se le
ocurra que es urgente crear una norma que le haga frente al fenómeno pandillero.
Las pandillas en Guatemala
reclutan a medio mundo, es un error asociar exclusivamente a la juventud con
este problema social, ya que dentro de sus filas hay desde niños hasta
ancianos, no discrimina edad, sexo, grado de escolaridad, etc., basta con ver a
los viejos gordos y tatuados que se dicen ser los jefes de algunas pandillas,
para dejar claro que este no es un problema de la adolescencia.
Hay personas que piensan que
crear una norma específico que regule este problema, sería crear un mayor
estigma sobre cierto sector “desposeído”, lo cual es incorrecto, una cosa es la
pobreza y otra muy diferente la delincuencia, no son sinónimos.
Muchas personas se internan en
las pandillas huyendo de los problemas del hogar, otras buscando una
alternativa temporal a sus problemas económicos, otros porque simplemente son inútiles
incapaces de ganarse la vida, otros porque están acostumbrados a darse una vida
que no pueden pagar, otros son obligados a ingresar, etc.
Quiero conceptualizar un poco lo
antes indicado, cuando me refiero a problemas en el hogar, me refiero a la desintegración
familiar, que da como resultado, niños
sin control debido a padres ausentes o bien la proliferación de madres solteras, ya sea por casos de
violencia sexual o simplemente por la toma de una mala decisión.
Cuando me refiero como alternativa
temporal, es porque muchos creen que podrán entrar en tanto su situación mejora
y creen que después podrán salir y hacer de cuenta que nunca paso, lo cual no
es posible, las maras se cuidan de embarrar al que entra para garantizar que
este será un eterno colaborador, bajo la amenaza de silenciar el estorbo.
La migración a Estados Unidos en
la década de los 80´dejo muchos niños sin control al cuidado de familiares que no cumplieron un
correcto papel (gracias a Dios no todos, pero si una buena parte), menores que
crecieron recibiendo remesas que les proporcionaron un cambio significativo de
vida, el problema para muchos de ellos, llego con la mayoría de
edad, al convertirse en hombres que no sabían hacer otra cosa más que ir a
recoger la remesa, muchos se
acostumbraron a una forma de vida que no era eterna, padres que ya nunca
volvieron al país y creen haber cumplido al proporcional manutención, la cual
estaba carente de educación y valores a sus hijos, ahora son adultos que encontraron en las
pandillas una cómoda forma de no trabajar y seguir viviendo.
Otros grupo entran a las
pandillas obligados, prestan “servicios”
a la mara, a cambio de no matar a un familiar o bien a ellos mismos, de
esta cuenta miramos a niños involucrados, la sociedad no pasa de espantarse y
el gobierno de “luchar” por sostener la peña, pero al final nada cambia, las cárceles
escupen gente, ya no caben y cada día llegan nuevos inquilinos, que la sociedad
trabajadora debemos mantener.
Sin importar cuál sea la causa,
son un problema, que el estado no atiende como debe ser, ya que lucha contra
los efectos pero no neutraliza las causas, razón por la cual es un esfuerzo estéril,
gastamos como estado en vez de invertir.
Es urgente crear una ley que
sancione de forma severa a las personas que formen parte de una mara, una ley
que agregue la reincidencia como una forma de agravación de la pena, una norma
que de una vez y por todas desempolve la
pena de muerte y obligue a los delincuentes a los que no se les puede imponer a
trabajar a cambio de comida, para que dejen de ser de una vez y por todas, parásitos
sociales.
Y por otro lado, ya es tiempo que
exista un verdadero Ministerio de Cultura y Deportes, el cual proporcione
espacios reales, en toda la república, para la recreación y la práctica de
deportes, con el dinero que nos ahorraríamos en darle de comer a los presos
sentenciados, bien podríamos crea un fondo para la promoción de la cultura y el
deporte, libre del presupuesto que ya tiene ese Ministerio. Así como esta idea hay
muchas más, pero lo primero es, limpiar y poner la basura en su lugar, ya que
de seguro, con la casa ordenada, podremos apreciar mejor lo que hay que hacer.
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