Es
evidente el temor y la incertidumbre que causa la llega de Donald Trump a la presidencia de los Estados
Unidos de América, no es misterio para nadie que gran parte de la economía en
Guatemala y en sí de Latinoamérica, depende de la estabilidad económica y políticas
exteriores del gigante americano.
Este es un breve análisis
de dos efectos que a los que he denominado “los efectos Trump”, considero en lo
personal son los más importantes, pero claro está, no son los únicos y
dependiendo de quien los analice pueden ser más o menos importantes, estos u
otros.
El primer efecto y más
importante lo he nombrado “el espejismo”, la llegada de Donald Trump a la
presidencia genera en los inmigrantes el temor de la inminente deportación en
masa, sin importar que esta no sea factible con el sistema actual, esto ya género
que millones de indocumentados aceleren drásticamente el envío de remesas a sus
países de origen, lo cual ya está generando un espejismo de falso crecimiento económico,
para lo cual debemos de estar preparado para afrontar lo que yo llamo, “la gravedad
económica”, tomando la teoría de Newton
que decía que todo lo que sube tiene que bajar, en algún momento las remesas
comenzarán su caída y esto tendrá un efecto negativo a nivel cambiario y
adquisitivo, dando pie a la desaceleración economía, debiendo los países de la región
hacer un análisis muy exhaustivo de las políticas macro-económicas, que permitan
sostener las economías locales.
El segundo efecto lo he denominado
“del retorno”, de todos es sabido que el
voto hispano casi le cuesta la presidencia a Donald Trump, lo cual supone, la
posible existencia de una virtual
revancha política contra la población hispana, sin perder de vista la
existencia de los pesos y contrapesos sobre los que descansa la democracia Norteamericana, el panorama no es
esperanzador, el partido Republicano quedo muy bien posesionado a nivel
general, lo cual supone viable cualquier modificación a las normas legales en
temas migratorios, lo que podría derivar en la criminalización del estatus
migratorio, lo que obligaría a nuestros compatriotas a buscar su salida
voluntaria de Estados Unidos, antes que enfrentar ser tratados como criminales,
como consecuencia de los cambios al sistema legal, con esto nos veríamos frente
al inminente retorno de toda esa fuerza laboral, la cual NINGUN país de la región
está en capacidad de absorber. Actualmente Guatemala no puede hacerle frente a
la creciente incorporación al mercado laboral de los jóvenes que se gradúan de
nivel medio, claro está que el retorno masivo de compatriotas elevará drásticamente
la tasa de desempleo y el crecimiento de la economía informal.
De todos es sabido que
el fenómeno de las maras no nace en Guatemala, nace en Estados Unidos, fenómeno
que con las deportaciones del pasado se extendió a varios países de Latinoamérica,
en especial a los países del triángulo norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), la mayoría
de nuestra gente fuera del territorio patrio es gente de trabajo y lucha
constante, pero de todo hay en la viña del señor, así como regresarán buenos también
los malos, que Dios tenga misericordia de América Latina y permita que nuestros
pueblos sean más fuertes que la tormenta que se mira en el horizonte.
Hay
quienes miran la tormenta y no se arrodillan, en lo personal creo que llego el
tiempo de confiar en Dios. Porque con las capacidades manifiestas de nuestros gobernantes
y las políticas de gobierno que tenemos, no se ve por dónde.
La
Biblia dice: “Si se humillare mi pueblo, sobre los cuales ni nombre es
invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos
caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré
su tierra.” 2 Crónicas 7:14.
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