jueves, 26 de febrero de 2015

EL ESPEJISMO DE LA CORRUPCIÓN EN GUATEMALA



Recuerdo que cuando era niño, mi abuela me contaba historias increíbles, de personajes que solo en la imaginación de aquella anciana podían existir, y claro está,  que a mi corta edad, el engañarme era pan comido,  la ingenuidad  cual fruto bendito de la infancia, me permitía imaginar que todo aquello en verdad existía o que en realidad había sucedido.

Pero como todo en la vida, con el paso de los años, el velo que me impedía ver la verdad de las cosas desapareció. La vida también me ha enseñado que la  ingenuidad camina de la mano de la ignorancia  y está no hace distinción de edad, color de piel o sexo.

Un pueblo ignorante en las manos equivocadas es tierra de nadie o como dice el refrán, en el país de los ciegos el tuerto es rey. Y corremos como queriéndole pegar al aire, para  “defender”  el bien común,  de aquellos malos  “servidores público” que se enriquecen a costas del erario público y como niños somos engañados para ver lo que quieren que miremos, paramos  infructuosamente persiguiendo como el perro a su cola a los que creemos, son los únicos responsables de la crisis que estamos viviendo,  se crea todo un espejismo frente a nosotros, el cual  nos “impide” ver que   las migajas que este funcionario toma para sí,  son “nada” en comparación con lo que este vende patria deja que nos roben.

Esta historia que me contaron hace algunos años ejemplifica de mejor forma lo que pasa.  Estaba un vendedor callejero (chiclero)  ofreciendo sus  productos  en una cajita y de repente pasa un ladrón y le quita un chicle y sale corriendo, al ver esto el pobre chiclero perseguir infructuosamente al ladrón y al volver se da cuenta que alguien más se llevó todo lo que tenía.

El día que empecemos a perseguir a los que se reparten el pastel y no solo a quien recoge las migajas Guatemala saldrá adelante.
Guatelinda, solo espero que cuando despiertes, aun quede algo por hacer y no seamos como aquel que lo perdió todo.